jueves, 29 de diciembre de 2011

vivir con la tecnología... y no morir en el intento

Por alguna extraña razón cayó en mis manos una foto que compara el valor de un iPhone, contra el de la familia.



De pronto, ha dado por poner a la tecnología como un cierto demonio que nos ha alejado del contacto humano. Como eso que nos abstrae y nos hace ajenos.

¿Pero qué pasa si esa familia no está cerca? Si los amigos y los cariños están en otro huso horario.

Hace más de 10 años que vivo de la tecnología, hace más de 10 años que la defiendo, pero nunca como ahora que me ha acercado a lo que mas quiero.

Recuerdo cuando era niña y mi madre tenía que esperar a que pasaran las 10 de la noche para llamar a Mérida y hablar con sus padres y hermanos, cuando nos racionaban las conversaciones porque ya salía muy caro, cuando pasaban meses esperando que llegara una carta… y esperando que no se perdiera en el camino. Cuando perdí todo contacto con un amigo, quien hoy es mi compañero de vida, porque se fue a otro país.

Hoy, no sólo mi trabajo me lleva a hablar de tecnología, vivo con ella. Con una consola de videojuegos, tres televisiones, un sistema de TV de paga y otro por internet, un iPhone, iPad, computadora en la oficina y Mac en casa, con iPod en el coche y otro para el gimansio, con Skype, whatsapp, BlackBerry Messenger aunque me de penita reconocerlo, iMessage, twitter y Facebook… enajenada tal vez, pero también más cerca que nunca.

Mi hermano vive en otro país, mi mejor amigo más lejos aún. Mi madre pasa la mitad del año en otra ciudad, con mis primos, mis imprescindibles. No estaría cerca de ninguno de ellos si no fuera por la “súper carretera de la información”, por ese demonio tecnológico que han querido que nos asuste.

Las redes sociales me han acercado a grandes amigos, me regalaron la vida que hoy tengo, me permiten hacer mejor mi trabajo y saber que la gente que mas quiero está… como sea pero está.

Y justo mientras escribo esto, llega una llamada de Siria. En un momento en que la comunicación, desde ese país, sin tecnología, sería inimaginable… No es para mi, pero es para parte de mi vida.

Soy consciente como pocos de que estos avances tecnológicos pueden ser contraproducentes, de que un niño expuesto 5 horas a un videojuego puede no crecer como nosotros, que veíamos el Intelevision como un deseo obsceno. Que “nos alejan de quienes están cerca” y de todo eso que dicen…

Pero también he dicho que es como un coche… si quieres dejar de manejar porque es peligroso, te perderás de la gran experiencia de la velocidad y un camino sólo para ti.

Si empezáramos a renunciar a todos esos avances de la humanidad que hoy nos hacen la vida más fácil, con todo y el riesgo que conllevan, no utilizaríamos el auto, no viajaríamos en avión, no usaríamos gas en casa, ni luz eléctrica… ni etc., etc., etc.

Yo doy gracias por la tecnología, por tener cerca lo que mas quiero, por poder estar en casa sin estar ausente, por poder viajar sin perderme los momentos, por poder vivir cada quien en su latitud sin dejar de ser parte.

Y eso, que a este país le falta mucho por recorrer.