martes, 30 de marzo de 2010

y nos preguntamos

Como un comentario intrascendente durante una sobremesa, leí la publicación de una revista de sociales. Lo primero que me resultó “incómodo” fue la persona que “retwitteó” la nota, esperaba un poco más de nivel en la conversación.

Pero la reacción inmediata de quienes compartían la mesa conmigo fue la que realmente me preocupó e incluso me puso a pensar. Inmediatamente, todos tomaron sus smartphones para buscar el origen de la información.

Dos cosas sucedían en paralelo: Ricky Martín declaraba su homosexualidad y el Procurador de Justicia del DF comparecía frente a la Asamblea Legislativa. Absolutamente nadie buscó la segunda información.

De inmediato también las redes sociales se llenaron de la noticia, de verdad pareció que fuera algo que iba a cambiar el rumbo de la historia… casi como si se hubiera caído la bolsa, hubiera renunciado un Secretario de Estado, se hubiera aprobado una polémica ley. Pero no, cuando esas cosas suceden nadie se inmuta, nadie pregunta, nadie averigua.

Luego, nos preguntamos por qué este país no avanza, por qué no salimos de donde estamos, por qué no tenemos un gobierno progresista, efectivo, que resuelva los grandes males que nos aquejan como sociedad, como país, como ente productivo, como todo eso que deberíamos ser.

Para mí, esta demostración de prioridades lo responde. Simplemente porque NOS VALE MADRES. Porque reaccionamos más ante el pan y el circo que ante lo que realmente debería ser nuestro compromiso y nuestra responsabilidad. Después nos vamos a ir a quejar, si de ese pinche gobierno que no hace nada, de los impuestos que pagamos, de los legisladores que no nos representan, de todo eso que nos merecemos porque nosotros los pusimos ahí.

De pronto me preocupan las cosas que nos hacen reaccionar, me asusta darme cuenta de que la fuerza que este país necesita para realmente salir adelante está, en el mejor de los casos, aletargada en su sociedad.

Que el problema parte de la educación, si tal vez, pero sobre todo parte de la voluntad, del compromiso y de dejar la “comodidad”.

Desde mi muy particular punto de vista, los gobernantes están ahí para resolver los problemas, al menos para atenderlos, pero tampoco nos lavemos las manos, nosotros los ponemos ahí, nosotros les otorgamos esa representación, nosotros les deberíamos pedir que nos rindieran cuentas. Ni siquiera tenemos claro a quién le dimos el trabajo ni cuáles son las atribuciones que debería cumplir.

¿O sí? ¿Antes de votar revisamos los antecedentes de un candidato? ¿Entendemos cuál es el puesto al que aspira, sus implicaciones y si está calificado para ello? ¿Estamos al tanto de lo que pasa en un periodo de sesiones del Poder Legislativo, qué leyes se aprueban, al menos cuántas de ellas y quiénes participan en tribuna? La experiencia me dice que no, que nos basta ir a cruzar el escudo de un partido que nos suene atractivo, en el mejor de los casos el nombre de un candidato… y luego nos sorprendemos de su desempeño.

Y luego, nos preguntamos…

jueves, 11 de marzo de 2010

2012

Razones por las que el mundo no se puede acabar en el 2012:

  1. Todavía no conozco la Patagonia
  2. México no ha sido Campeón del Mundo (no cuentan copas infantiles y juveniles)
  3. Todavía no tengo hijos (y como no sé si los voy a tener algún día, ya se tiznaron)
  4. No he vivido en Nueva York, Santiago ni Madrid
  5. No he visto un eclipse total de sol (no digo que no hayan sucedido, pero no los he visto)
  6. México no ha ganado medallas de oro en olimpiadas de invierno
  7. No he ido a un mundial
  8. No he ido a unas olimpiadas
  9. El Príncipe Felipe no ha dejado a Doña Letizia por mi
  10. Mi madre no me ha visto salir casada de los Jerónimos
  11. No he ido a un Super Bowl
  12. No he ido al Gran Premio de Mónaco
  13. No he visto jugar al Barcelona en el Nou Camp
  14. No he cantado con Joaquín Sabina
  15. Ewan McGregor no me ha cantado “Your Song”
  16. No he manejado un auto de carreras en una pista
  17. México no ha sido gobernado por un partido de izquierda... Pero es que no existe un partido de izquierda
  18. No he recibido el año en la Puerta del Sol, como el año que fue…
  19. No tengo material suficiente para publicar un libro
  20. Tengo planes posteriores…

Así que, no quiero llevarle la contra a los mayas (tampoco es que no lo haya hecho nunca) pero el mundo no se puede acabar en el 2012… y ya dije.


Agradecemos su paciencia a un post patrocinado por el nefasto tráfico de la Ciudad de México, el calor y la falta de gasolina... de ahí la coherencia o falta de ella

lunes, 1 de marzo de 2010

hace un año

Hace un año. Ha pasado a tal velocidad que me cuesta creer que se esté cumpliendo, me cuesta recapitular todo lo que ha sucedido. Pero recuerdo muy bien la sensación.

Hace un año tenía sentimientos encontrados, viendo a un excelente amigo y gran maestro partir. Sabiendo que lo iba a extrañar terriblemente, ahí sentado en su escritorio gruñendo cuando lo iba a interrumpir y también junto a una botella de tinto, renegando de todo.

Repetí un patrón, poco sano pero común en mí, de evadir el último momento de la despedida, hice de cuenta que no pasaba nada. Lidié con la idea de que era triste que se fuera pero para mí, como para nadie, era la mejor noticia.

Me atacaba también el pánico del gran reto que significaba llenar sus zapatos, tomar su lugar y hacerlo al menos la mitad de bien que lo hacía él. Dejaba en mis manos un monstruo que domar y altas expectativas que cumplir.

Por otro lado, tenía una enorme emoción, un sentimiento de estar orgullosa de mi misma y de saber que estaba dando un paso fundamental en mi carrera profesional, en esa parte de mi vida sobre la que en términos generales nunca he perdido el control.

La tranquilidad de saber que iba por el camino correcto, que la ruta trazada se iba cumpliendo. El gusto de comprobar una vez más que no me había equivocado en la vocación.

Como dije, en el camino han pasado muchas cosas. Mil situaciones que se entrelazan, que se impactan unas a otras, que se colapsan y que, aunque lo niegue, repercuten entre sí.

A un año de distancia, puedo ver las cosas con mucha más tranquilidad. Hoy, la motivación vence al temor, los aprendizajes están a flor de piel. Sé que no han concluido, pero porque esto es un proceso constante.

Hubo quien en el camino decidió bajarse del barco, no compartir el viaje… quién sabe, tal vez fue un lastre menos para soltar amarras y navegar más libre.

Hoy, quiero hacer público mi agradecimiento a Guido Gaona y Claudia Adriasola, los primeros dos en confiar en mí para este reto. A Luis Carlos Rábago, el inigualable cómplice que he tenido a lo largo de estos años. A todos quienes forman (y han formado parte) de este equipo que es, por mucho, el mejor al que cualquier podría aspirar.

Sin cada uno de ustedes este año simplemente no hubiera sido posible.