sábado, 16 de mayo de 2009

preguntas

Hoy, estaba más que dispuesta a escribir un post alegre, optimista, de esos así como lindos.

Luego fueron pasando las cosas y me atacó una cierta nostalgia poco grata.

Puede resultarles absurdo, pero lo detonó un partido del futbol. Como dice un buen amigo sin pasión no se vive y el deporte mueve fibras que nos hacen gritar, festejar o llorar.

Lo sé bien, tanto que lo vivo todo el tiempo, ya sea por televisión o ahí mismo, en la duela, en el estadio o en la pista.

Hoy mi equipo fue eliminado de la liguilla. Cuando eso sucede siento que todo el esfuerzo de meses no sirvió para nada y un agotamiento de pensar en volver a arrancar de cero (como si yo misma lo tuviera que hacer).

Creo que la diferencia de hoy a otras ocasiones, fue que lo vi sola, fuera de mi casa. No recuerdo si fue la primera vez que lo vi así, pero sé que hoy me hizo falta una llamada de solidaridad, de análisis pambolero, de debate deportivo.

Ahora, la duda que tengo es ¿cómo sabes cuando extrañas efectivamente a alguien o más bien extrañas la idea de ese alguien? Cuando el silencio es incómodo porque necesitas escuchar algo en particular o si el sólo ruido será suficiente. Cuando ese espacio tiene nombre o sólo espera a ser llenado.

Todas esas preguntas me dan vueltas mientras lleno el silencio de un cuarto de hotel con la televisión, mientras ya no espero que el teléfono suene y espero conciliar suficiente sueño.

Sé que mañana el tiempo estará lleno de emociones, de más mariposas deportivas en el estómago, de amigos, colegas, hermanos… tal vez eso distraiga tanto cuestionamiento de mi mente, al menos hasta volver a casa.

domingo, 10 de mayo de 2009

reconociendo

Ya ponerse a hablar de la influenza aburre, si aburre mucho. Pero hay un aspecto que no sé si se ha comentado y que por deformación profesional me llama especialmente la atención: el manejo que se hizo de la información durante esta crisis.

Aunque en un primer momento critiqué fuertemente a las autoridades por soltar una bomba como la suspensión de clases y no dar la cara sino hasta aproximadamente 16 horas después, dando tiempo suficiente para que se echara a volar la imaginación y teoría de la conspiración que nos caracterizan, también reconozco que recuperaron la nave y el curso en los días siguientes fue de aplaudirse.

A pesar de que algunos medios y muchas personas se empeñaron en enturbiar el asunto, la verdad es que se ha manejado como los grandes.

Primero se designó a un responsable, no sólo de las acciones a seguir sino también de dar la cara ante los cuestionamientos públicos. Se integró un grupo de especialistas en diferentes disciplinas que tomarían las decisiones desde los diversos ángulos. Se fijaron horarios para dar a conocer los avances, de acuerdo también con la evolución de los hechos.

Supongo que entre tanta exposición, tenía que llegar el momento que el Secretario de Salud agarrara tablas, pero también sé a ciencia cierta que si no tienes nociones básicas y te lanzan al ruedo en pleno San Fermín vas a salir cornado, y mucho.

Antes de continuar aclaro que no soy Calderonista, no apoyo incondicionalmente al gobierno en el poder (de hecho, pronto verán aquí otras opiniones al respecto), ni me olvido de que este mismo Secretario de Salud vetó la píldora del día siguiente por ser abortiva (y sin decirlo pecaminosa), pero en este caso particular, se ganó mi respeto.

No pretendo tampoco entrar en la polémica de si se actúo o no en tiempo y forma, de si hay la infraestructura en el país para atender una emergencia o no, etc. Mucho menos pienso caer en el absurdo de la cortina de humo o la conspiración entre Calderón, Obama, la OMS, Dios Padre y un club de marcianos.

A grandes rasgos, me parece que las cifras actuales de contagio y fallecimientos son alentadoramente bajas, lo cual erróneamente también se ha tomado como una señal de que se exageró en las medidas. ¿Qué hubiera pasado si no se hace nada al respecto? Nunca lo sabremos.

Pero volviendo a mi postulado inicial, en términos de cómo se ha comunicado el tema, no tengo peros. Incluyendo el que en cada conferencia Córdova estuviera acompañado de algún otro funcionario relacionado con la situación, que no respondiera preguntas que no le correspondían, como las sanciones que se impondrían a los partidos políticos que no acataran las recomendaciones; y no caer en provocaciones como la de quien se empeñó en mezclar las cifras hasta sumar, quien sabe cómo, los mismos enfermos tres veces.

Entiendo que después de una semana y media el tema nos hartó, sobre todo que ahora empezando a volver a la normalidad se nos vaya olvidando y hasta termine por resultar intrascendente.

Sinceramente digo que envidio un poco al equipo de Comunicación Social de la SSA. Sé que han pasado semanas de terror, que seguramente tienen un agotamiento irreal y que deben haber mentado muchas madres. Pero en unos meses, cuando sus cuerpos y espíritus se recuperen, tendrán el gusto de ver que lo hicieron muy bien.

domingo, 3 de mayo de 2009

ironías

Qué irónico, en mi adolescencia y juventud recuerdo largas tardes de estar sola en mi casa.

Llegaba de la escuela y la televisión era mi única compañía, incluso comía con ella, y eso en los casos que comía, porque nunca me ha gustado hacerlo sola.

En aquellos años, qué esperanzas de laptop, Internet o e-mail que te pudieran mantener en contacto a la distancia. Mi papá trabajaba hasta tarde, mi mamá entre lo que trabajaba y los viajes que hacía a cursos y congresos eran largas temporadas fuera y mi hermano… bueno mi hermano era un adolescente un par de años mayor que yo con las grandes ventajas primero de ser niño (cosa que en esa casa significaba que él si podía hacer lo que quisiera) y segundo de llegar antes a la edad de manejar.

Total que éramos la tele y yo. Cuando empecé a armar ciertos círculos de amistades con los que hacer planes venía la segunda parte del problema que era ¿quién lleva a la niña? Recuerdo tantas discusiones que al final prefería quedarme otra vez en la casa con tal de no andar dependiendo de las agendas de otros. De hecho esa es una de las razones por las que amo manejar, para mí es un síntoma inequívoco de independencia.

Y también recuerdo que muchas veces esa soledad pesaba horriblemente. Recuerdo tardes de llorar en mi cuarto desesperada por no tener con quien hablar, luego subía a mi perro a ver la tele conmigo, él me miraba como diciendo “pero si aquí estoy yo y para eso somos amigos”, la reacción de mis padres cuando llegaban y aquella bola de pelos estaba en la cama conmigo era atómica.

Han pasado tal vez entre 10 y 15 años de esa época. Por múltiples circunstancias me he visto obligada a pasar 5 días en casa de mis papás. No es ni siquiera la misma casa, por lo que me cuesta cierto trabajo reconocerla como mía, nunca viví aquí, nunca tuve un espacio propio y, como es natural, cada rincón está ocupado por cosas suyas.

Irónicamente, extraño como nunca un momento de soledad. Hoy, tengo mi computadora y el Internet que me acompañan, puedo moverme, estar, platicar, compartir… con amigos y familia sin importar en qué parte del mundo estén. Puedo navegar, investigar, jugar, leer, escribir… en fin, ocupar mi mente en aquello que me de la gana.

No sé, no tengo idea de si se sienten culpables, si ahora les da el remordimiento de los momentos en que me dejaron sola tantas tardes, si es que a su edad ya les hace otra falta la compañía. El tema es que no he tenido un momento para mí y lo peor es que cuando digo QUIERO ESTAR SOLA se sienten ofendidos.

Como diría Alanis Morrisette isn’t it ironic?