lunes, 19 de enero de 2009

esperanzas exacerbadas

Si me preguntaran cual fue el peor error cometido por Vicente Fox, diría que fue generar demasiadas expectativas en la gente, mucho más de lo que podía cumplir.

Miren que nuestro ex Presidente nos regaló un enorme catálogo de metidas de pata para elegir, pero desde mi punto de vista todo viene desde el principio. Así nada más de botepronto algunas promesas que hizo en campaña:

  • Solucionar el conflicto chiapaneco en 15 minutos (sólo que no dijo a partir de cuándo)
  • Crecimiento de la economía del 7% (pero sin decir cómo le iba a hacer)
  • Microchangarrizar al país (al fin, la solución a la economía nacional es que cada quien abra un negocio en su propio garaje)

El resultado fue que todo mundo (al menos la gran mayoría que votó por el PAN) tenía la infundada esperanza de que en sólo unos meses los problemas del país estarían resueltos, porque ese señor de las bototas y los bigototes así lo había prometido.

No sé si el gran fracaso de Fox fue en efecto tan grande o es una cuestión de percepciones, esperábamos tanto de él que la decepción fue proporcional a esas esperanzas.

Hoy, creo que el mundo está en una situación similar con la llegada al poder de Barack Obama en Estados Unidos. Claro que acá más gente está pendiente por la evidente influencia que lo que el pasa a ese país tiene en el resto del globo terráqueo. Si alguien lo duda que vea la situación financiera mundial.

Antes de que empiecen a sonar gritos desesperados, aclaro que ni en mis peores momentos de inconsciencia compararía políticamente a Obama con Fox, pero sí el contexto en el que llega, como esa figura casi iluminada que terminará con los problemas económicos, políticos y sociales que aquejan a la nación más poderosa del mundo (y de rebote a todos los que quedamos cerca).

He visto discursos de Obama, he leído mucho sobre él, confieso que el tipo me convenció desde hace mucho y hasta a mi me tranquilizó con su famoso “change!” (que me parece que tiene más contenido y fuerza que el famoso “hoy, hoy, hoy”).

Lo que me preocupa es que el pueblo estadounidense e incluso otros países, piensen que todo se resolverá como por arte de magia el 20 de enero de 2009. Seamos honestos, eso no sucederá, es más dudo que las cosas se arreglen en los próximos 6, 12 ó hasta 18 meses.

Lo que hay que tener es paciencia, dejarlo trabajar, que haga las cosas como se debe y que cada quien se ponga a hacer lo que le corresponde, por trascendental o sencillo que parezca.

Y en unos meses veremos, si había razones para creerlo o el mundo fue víctima de esperanzas exacerbadas.

miércoles, 14 de enero de 2009

a las patadas

Soy futbolera de corazón. Entre mis mejores recuerdos están las visitas al Estadio de CU con mi papá. México ’86 fue uno de los primeros grandes acontecimientos que marcaron mi infancia.

Bueno, mi afición llega al grado de llorar cuando mi equipo pierde en la liguilla, tener balones de futbol en todas sus presentaciones, por toda mi casa, coleccionar los uniformes más inverosímiles y ver los partidos más inesperados.

Contrario a lo que pensaran, no soy muy aficionada a las películas u otro tipo de producciones que agarran como tema central el futbol, será porque en términos generales hacen unas cosas terribles, previsibles, aburridas, que nada tienen que ver con la realidad.

Pero bueno, igual me dejé llevar por la ola de comentarios y accedí a ver Rudo y Cursi, con todo y que tenía los ingredientes perfectos para ser buenísima o, absolutamente al contrario, ser la cosa más plástica y artificial producida por “las grandes estrellas del cine mexicano”.

Me podría clavar en el análisis cinematográfico profundo y seguro la mayoría de ustedes tendrá un conocimiento mucho más amplio que yo. Si los personajes están bien logrados, si la fotografía, si la musicalización produce los sentimientos esperados en el espectador y un largo etcétera.

Todo eso, en pocas palabras, me gustó… en realidad me gusto mucho.

Pero lo que me encantó y, entre risas y pasitos duranguenses me puso a pensar, fue esa forma de retratar el futbol mexicano. Habrá quien piense que es una caricatura, que está terriblemente exagerado, que son ganas de hacer quedar mal al deporte más popular de este país.

Lo aterrador del asunto es que no es nada de lo anterior. Es triste y preocupante pensar en la cantidad de futbolistas en México que pasan por historias similares. Que son grandes talentos descubiertos por un vividor con los contactos adecuados, que no tienen idea de qué pueden exigir o cuáles son sus derechos, que de pronto empiezan a ganar cantidades de dinero que nunca se imaginaron y que no saben cómo administrar, mucho menos cómo crear un patrimonio, que por lo mismo se vuelven presas fáciles de abusivos, gandallas, lagartonas, rémoras y todo tipo de especies.

Tal vez como consecuencia de lo anterior tampoco es extraño que caigan en prácticas poco recomendables como apuestas, juegos de azar y malas compañías.

Al final vivimos en un país donde el futbol es lo más importante, pero el futbolista es lo menos. No sé de un club de primera división que se ocupe de capacitar a sus jugadores en temas como digamos finanzas personales, inteligencia emocional, planeación, etc. Temas que al final afectan a la vida de cualquiera, sobre todo cuando es una figura pública.

La realidad es que pocos de los jugadores que llegan a la primera división lo hacen con una carrera universitaria, hay casos en que ni siquiera cuentan con una educación formal, ¿sería mucho pedir que esas directivas que se hacen millonarios con estas “estrellas” se preocuparan algo por ellos?

Y bueno, el día que quisieron organizarse como gremio, todos sabemos a dónde fueron a parar.

Ahora que si creen que esto hace que me guste menos el futbol… pues no, en realidad me hace admirar más a los futbolistas y respetar esos 90 minutos que salen y se mueren en la cancha… y ojo que dije que se mueren en la cancha… porque las divas esas que ni se despeinan o ven una concentración de selección nacional como la oportunidad de conocer el mundo… bueno esas son harina de otro costal.

lunes, 5 de enero de 2009

el primer año del resto de nuestras vidas…

o al menos de la mía

Si, es plagio del título de una película, una que a mí siempre me ha hecho reír, llorar y pensar en mil cosas.

Hacía muchos años que no me ponía a evaluar lo que deja el año que se va. Generalmente llego a estas fechas con nostalgia, a veces inexplicable, en el estira y afloja de los planes y las negociaciones de a quién se le da gusto.

He pasado años en los que agradezco especialmente que terminen porque de plano nos fue para llorar, como aquel en el que pasé por el hospital y me quedé sin chamba, o cuando nos reventamos cuatro funerales y una boda (si, nos equivocamos de película). Creo que es más fácil reconocer lo malo que nos pasa, que lo bueno.

Así que este año de pronto me puse a recapitular. Quizá influyó una celebración anticipada, con una familia que no es familia pero que se siente como tal. Probablemente fue el tener mucho tiempo para pensar o yo no sé qué… pero llegué a la conclusión de que el 2008 fue uno de los mejores años de mi vida.

  • Viajé como loca, por casi todo el país y algunos, nada despreciables, destinos internacionales. Hice el mejor viaje de mi vida con mi papá… de esos que no hay forma de olvidar, ni de borrar.
  • Fui testigo de la transformación, renovación y rejuvenecimiento de mi hermano. Irónicamente vive más lejos de mi que nunca, pero estamos más cerca que siempre!!! Hablamos, platicamos, compartimos cosas, nos reímos, viajamos… en fin
  • Empecé a escribir… bueno heme aquí no?? Ahora es cosa de disciplinarse, pero ahí la voy llevando.
  • Recuperé amistades que hacía muchísimos años se habían alejado, porque decir que las había perdido sería más bien inexacto.
  • Hice nuevas amistades que se metieron a lo más recóndito de mis sentimientos, ahí donde una vez dije que no volvía a recibir a nadie… se colaron, se instalaron y me recordaron que vale la pena querer a la gente y dejarse querer por ella.
  • Enfrenté retos laborales que no me imaginaba, pero que me llenaron de satisfacciones. Claro que hubo sus dosis de frustración, pero aún en los peores momentos, algo había que hacía que todo valiera la pena.

Sobre todo hubo una cosa que me cambió la vida, que se convirtió en una de las mejores y más importantes cosas que he hecho y que confío en que lo sea por muchos años más.

Mirando un poco al pasado… siempre quise dedicarme a algo que se relacionara con los deportes. No olvido, confieso que con cierto rencor, cuando alguien me dijo “ahí no tienes futuro”. Hace dos años, cuando vi la oportunidad cerca y se me fue de las manos, lo empecé a creer.

Irónicamente, ahí mismo se empezó a gestar el gran proyecto.

A principios del 2008 recibí la noticia, el proyecto está aceptado… es un hecho, debutamos en las pistas. Ellos como dueños de un equipo y yo como su PR.

De inicio la emoción era meterme hasta el fondo a la vida deportiva… a un deporte que nadie se hubiera esperado pero que en realidad me había gustado siempre. Lo que nunca imaginé fue que además se gestaría una amistad más tirándole a hermandad.

Tropiezos hubo muchos, momentos de frustración y desesperación, ganas de tirar la toalla, cansancio, enojos, malentendidos… bueno, todo lo que siempre hay en una familia relativamente normal.

Para no hacer el cuento largo, en el último momento me di cuenta… no trabajé para un equipo, me volví parte del equipo.

Hice muchos amigos, unos pocos en particular por los que daría la vida y que hoy tengo la certeza de que la darían por mí… aunque nunca lo digan y muy rara vez lo demuestren.

Sé que cuando tuve la oportunidad no lo dije… no pude… pero a ellos mi eterno agradecimiento. Por dejarme ser testigo presencial de su sueño, por dejarme compartirlo, por dejarme ser parte de él.

Terminé el año con una resaca de tren, pero con el corazón bien llenito de cariños y amistades, de esas que no hay forma de agradecer.

Así que en honor a un año de lo más significativo en mi vida arrancó esta nueva aventura. Una de la que tenía ganas hacía tiempo pero que se había postergado.

A ver a dónde nos lleva.

domingo, 4 de enero de 2009

el inicio

Que por qué bautizarlo así. Bueno… cierto genio, uno de mis gurús, se refiere a alguien como quien “siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta”.

Si me preguntan, me parece la forma ideal de enfrentar casi cualquier situación en la vida: dignidad, facilidad de palabra y, por qué no, una buena falda que… bueno, es uno de esos gustos que vienen con esa casualidad de ser mujer.

Así que aquí está… un espacio donde se ve la vida sin un orden lógico, sin una temática definida, ahí nada más como va sucediendo, desde una falda corta y un par de tacones altos, aunque algunos ¡no se lo puedan ni imaginar!